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Entendiendo la Obra del Espíritu Santo

A lo largo de las páginas de las Escrituras, el Espíritu Santo desempeña un papel indispensable. Su presencia y obra están entrelazadas en el Antiguo y Nuevo Testamento, revelando el plan de Dios y fortaleciendo a Su pueblo.


El Papel del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento


En el Antiguo Testamento, la obra del Espíritu Santo se ve a menudo en actos de guía y empoderamiento. Por ejemplo, el Espíritu vino sobre líderes como Moisés, habilitándolo para guiar a Israel fuera de Egipto. En Números 11, Dios dice: "Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del Espíritu que está sobre ti, y lo pondré sobre ellos; y llevarán ellos la carga del pueblo contigo, para que no la lleves tú solo" (Números 11:17).


De manera similar, el Espíritu llenó a Bezalel con sabiduría y habilidad para la elaboración del Tabernáculo: "Y yo lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte de trabajo" (Éxodo 31:3). Estos ejemplos muestran el papel del Espíritu en equipar a individuos para tareas específicas y habilitarlos para cumplir los propósitos de Dios.


El Espíritu Santo en el Nuevo Testamento


El Nuevo Testamento trae una profunda revelación de la obra del Espíritu Santo. Jesús prometió a Sus discípulos que el Espíritu vendría para guiarlos hacia toda la verdad: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir" (Juan 16:13).


En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia primitiva, marcando una nueva era de Su presencia activa. Hechos Capítulo 2 describe este evento: "Y cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.


Y de repente vino del cielo un estruendo, como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados" (Hechos 2:1-2). Este derramamiento permitió a los apóstoles hablar en diversas lenguas y proclamar con valentía el Evangelio.


La Obra del Espíritu Santo Hoy


Hoy en día, el Espíritu Santo continúa Su obra vital en la vida de los creyentes. Él nos convence de pecado, como se ve en Juan 16:8: "Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio." También nos ayuda a entender la Palabra de Dios: "Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho" (Juan 14:26).


El Espíritu Santo nos capacita con dones espirituales: "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el mismo Espíritu" (1 Corintios 12:4). Estos dones nos apoyan en el servicio al Cuerpo de Cristo de manera efectiva, siempre señalándonos de regreso a la Cruz como la base de nuestra fe.


En cada aspecto de la vida del creyente, el Espíritu Santo está en acción, guiando, enseñando y fortaleciendo. Al reconocer Su papel y buscar Su guía, podemos apreciar mejor la profunda relación entre el Espíritu Santo y la obra de la Cruz.


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